La luz de Electri(c)k es protagonista
Me preguntas si la luz es protagonista, y te contesto con otra pregunta: ¿Es el cuerpo que desvela la luz, o la luz que desvela el cuerpo?
Foto: Guillermo Laplaza Torre
Si hablamos de un circo contemporáneo supuestamente despojado de jerarquías tradicionales, de creaciones hechos desde esfuerzos colectivos y poesías compartidas, pretendo que no haya lugar para protagonistas. Lo que sí, para esta edición de Crece, tomé la luz como punto de partida, como vaso comunicante para ir conociendo las artistas antes de encontrarnos en la pista para explorar y crear. Les invité a reflexionar sobre sus experiencias y memorias con la luz, con la intención de descubrir sus fascinaciones, inquietudes y experiencias en luces deslumbrantes y luces atenuantes. Subsecuente, nuestras conversaciones desvelaron observaciones y anécdotas que aportaron mucho a la masa poética de este trabajo. Estas mismas narrativas, captadas en grabaciones, fueron importadas y manipuladas por el compositor JJ Lyon, resultando en unos soundscapes que llevaron la experiencia de la luz al ojo del oído.
Foto: Guillermo Laplaza Torre
Hasta ahora no hecho demasiado público que Elektri(c)k es un caso de estudio para mi doctorado sobre la relación entre la luz y la coreografía. Bajo la supervisión de Dr. Rachel Hann y Dr. Adam Alston, estoy encauzando un trabajo que indaga en las decisiones coreográficas que realizan los artistas y coreógrafos en luces deslumbrantes y atenuantes. Es un trabajo filosófico que quiere habitar en lo poético de nuestra relación con la iluminación escénica. El estudio se redacta con un telón de fondo eco-político que pone en cuestión como usar pero no abusar del uso de materiales y consumo energético en nuestro campo escénico. Es complejo, me cuesta, pero es la razón por la cual insisto en el estudio.
Foto: Guillermo Laplaza Torre
A la hora de organizar el espacio escénico y la iluminación de Elektri(c)k pude jugar con los materiales colgados y las atmósferas que quería generar, una vez que el rigging y distribución de aparatos estaba claro. Iluminar el circo siempre, mas que en otros artes escénicas, tiene presente una ética de cierto compromiso —es decir se tiene muy en cuenta las líneas de visibilidad del aparato o objeto del artista, y en mi experiencia siempre se ha pedido al artista como mejor conviene que esté dirigida la luz y con qué intensidades. Una vez que se ha establecido una base de entendimiento se puede empezar, poco a poco, a subvertir las reglas acordadas para intentar ampliar la gama de memorias y riesgos que se pueden tomar con la iluminación. Intenté que los nuevos retos que abarcaron las artistas en Crece —entre ellos triple alturas andando, ejecutando coreografías acróbatas creadas en una cuestión de horas e invirtiendo sus roles habituales de portor/ágil— tuvieran tiempo alocado para ensayos con las luces.
Foto: Guillermo Laplaza Torre
Diferente a las otras ediciones de Crece en las que había trabajado era el tiempo permitido al proyecto. Lejos de asustarme decidí tomar el reto como un positivo. Antes de iniciar el proceso comuniqué con claridad cómo quería jugar, investigar y aprovechar los pocos días que fuéramos a tener de convivencia artística. Eso sí, reconozco que el trabajo logrado solo fue posible por el equipo excepcional que se formó —artistas marcadas por sus cualidades de generosidad y responsabilidad además de una capacidad increíble para captar y generar material coreográfico, y responder a situaciones adversas o inesperadas. Sobre todo, tengo la sensación que en todo el proceso se llevaban por delante el ‘sí’; ellos confiaban en mí, confiaban en el otro y en las propuestas de nuestro diseñador Matias Zanotti; tomaron los nuevos retos con mucho agarre, paciencia y destreza. Por mi parte también disfruté mucho la coordinación de los equipos de producción, luminotécnica y sonido, sastrería, los creativos, el rigger Quim, Javier, el padrino discreto de Crece, los equipos de prensa y Paula con su ojo deleitoso. La creación se hizo trabajando con todas aquellas personas invisibles y a su vez tan imprescindibles, con sus buenas dosis de empeño y pasión para que el proyecto Crece se puede realizar. Y seguiré reflexionando en Elektri(c)k, no solo porque me lo obliga el doctorado, sino por la necesidad de contemplar ya con cierta distancia el proyecto y sobre todo, para poder re-vivir, re-imaginar y recordar desde la luz por atrás de mis ojos, la dedicación, juego y entrega de los jóvenes artistas —Julio, Annika, Nicole, Melissa, Franceso, Maiol, Luca, Diana y Nikolas. GRACIAS de corazón.