Fotos: Gaby Merz
Leer es un acto corporal. Escribir también lo es. Son prácticas profundamente encarnadas, pero históricamente se ha forjado el imaginario de un lector que es puro intelecto y a veces se olvida de que tiene un cuerpo, un lector que es constructor de sentido pero pocas veces figura sensible.
(…)
En esas páginas, [Rafael] Cadenas postula también la piel —la carne— como el verdadero vehículo mediante el cual se conoce o se entra en contacto con el cosmos y la naturaleza.
No hay forma de borrar el cuerpo.
Extracto del capítulo Cuerpo y Libro
en Todo lo que se mueve de Valeria Mata
La escritura se planta ante mí como lo hace el dibujo. A través del trazo genera su contenido, hay fondo y hay forma, hay una búsqueda del encaje del objeto representado, una intención de contextualizarlo.
Ambas disciplinas —la escritura y el dibujo— se concentran en generar el paisaje/ambiente de abstracción necesaria para transformar lo multidimensional en bidimensional, algo que nos permita representar, transportar y transmitir algo de lo inexplicable que existe en la realidad.
En ambas confluye también la implicación del cuerpo a la hora de ejecutar: el gesto, la manera, la intensidad… Texto y dibujo se confunden entre sí, y a través del cuerpo transforman sus individualidades convirtiéndose en un solo estado, uno nuevo que concentra todos los demás… es sólido, líquido y gaseoso al mismo tiempo.
Jorge Albuerne
