4 de noviembre de 2020

Reflexión de Pía

Hace algunos días que estoy en pausa, salgo poco, duermo mucho y no quiero ni siquiera leer. Como si al integrar nueva información el recuerdo de ALEJANDRA pudiera perderse o diluirse. Como si no quisiera mezclar aquellos días con nada de lo otro de la vida. Como si pudieran estas últimas tres semanas escurrirse entre los dedos de mi recuerdo… pero no es cierto, no es cierto que pueda olvidarles.

Esta experiencia ha sido para mí un espejo gigante en el que mirarme y los ojos de cada uno de mis compañeros un oasis de contacto y calidez humana en un mundo que se empeña en ponernos cada vez más separados.

ALEJANDRA, con su espíritu libre y contestatario, ha sido la confirmación de esa otra forma de hacer circo con la que sueño desde que siento que “lo contemporáneo” se ha quedado corto y obsoleto, fuera del tiempo en el que vivimos. Fue la confirmación de que las generaciones de hoy nos servimos del arte todo para vehiculizar nuestras experiencias porque estamos embarazados de inquietudes y necesidades artísticas que traspasan todas las categorías. 

Alejandra ha sido también la oportunidad de exorcizar las penas a las que nos sometemos como humanidad, de manera creativa. Un homenaje a la poesía, la pasión y la memoria.

El proceso como bandera, el resultado como disfrute.

Que el impulso de esta máquina que ya se ha puesto en marcha nos mantenga vivas, creativas, inspiradas. Que la jaula se vuelva pájaro y que sepamos siempre qué hacer con el miedo.

Nosotras le abrimos las alas. Ahora: ¡que ALEJANDRA vuele lejos!

3 de noviembre de 2020

Reflexión de Laura

Ginebra. 8am.

En cuarentena. La luz del sol entra levemente por mi ventana. La careta de la Pizarnik me mira de reojo  desde el angulo izquierdo de la habitación....

ALEJANDRA: ¡Levantate, perezosa!... Ni me has dedicado una líneas desde que volviste de Madrid.

LAURA: eh....

ALEJANDRA: ¿No estarás buscando una excusa?

LAURA: No…, o sea, sí. No he tenido tiempo, la verdad.

ALEJANDRA: ¿Tiempo?… El tiempo de los vencedores es siempre corto pe…

LAURA: Ufffff… (Le interrumpe bruscamente) Que tía plasta. Está bien, está bien. ¡Me pongo a ello!

Han pasado casi dos meses desde que el CRECE terminó y Alejandra, Pinochet y algún que otro recuerdo material pululan por mi casa. Todo sigue muy presente. Ver los videos, las fotos, releer los textos, nuestras reuniones por skype… me traen a la mente un montón de bonitos recuerdos de esta experiencia: buena gente, hermoso teatro, gran equipo de profesionales muy involucrado, apoyo, sentido del humor, política, ganas de crear, risas-vermut-tarot-twerking (y viceversa), familia, dolor de cuero cabelludo, trabajo de coordinación, nervios, ilusión, confusión, arte, locura, querer quedarse queriendo irse, pasión por tu trabajo… crecer.

Fue una bomba de relojería concentrada en tres semana de intenso trabajo. Cansancio y estrés del rico, del que a uno le da confirmación de que no hay nada más placentero que trabajar en lo que a uno de verdad la gusta. Eso latiendo fuerte dentro de mí y una enorme gratitud porque esta oportunidad haya ocurrido en mi vida y por todas las personas que han puesto su granito de arena para que pasase.

ALEJANDRA: ¡Cuántos halagos! Ni que no hubieses pensado nunca en que no sabías por donde iban lo tiros…


LAURA: Jejejejeje… (risa de compromiso)…, bueno, es cierto que a veces estaba más perdida que un pulpo en un garaje, sí… O sentía que todo era demasiado abstracto, confuso… pero… pero ni que tú fueras muy clara con tu poesía, ¡eh! Dime tú a mí qué es eso de el gran pájaro de cuerpo de paja teclea el invisible piano de viento

ALEJANDRA: (mirando de reojo. Como siempre) Esta clarísimo.

LAURA:  Y eso de Si un mar por una lira ángeles furiosos ahogó en el viento

ALEJANDRA: (continua mirando de reojo) Evidente.

LAURA: Y te tiraste bien el rollo con eso de aproximaciones… ¿aproximaciones a qué?

AUGUSTO: Chiiiiicas, chicas…, no vamos a entrar en discusiones a estas horas de la mañana.  Os propongo una pequeña dinámica para favorecer la cohesión de grupo. Escribamos un cuento conjuntamente. Yo empezaré con la frase: Había una vez un caudillo muy bueno al que todo el mundo amaba…

LAURA Y ALEJANDRA: Y un buen día se murió. 

ALEJANDRA: ¿Un cafecito?…

4. Diálogo Sufrimiento


Pia Oliva + Amaya Frías

Diálogo suelo verticalidad suspensión / fado. Alrededor del sufrimiento y su capacidad de hacernos evolucionar.

Y aquí surgió el desencuentro, la imposibilidad de articular juntas, de caminar a la vez… se intentó en Ávila y ya una vez en el Price me expresaron su imposibilidad de seguir transitando ese diálogo y su deseo de trabajar separadamente. 

En base a ese material se crearon dos monólogos que, en la medida que cada una de las intérpretes quiso, se transformaron en diálogos conmigo e, intuyo, en diálogos consigo mismas.

Amaya accedió trabajar en torno a la violencia de género desde imágenes tales como el aislamiento, el fantasma del matrimonio o la música y letra de la copla “La niña de fuego” de Manolo Caracol y a través de pautas de movimiento como la indecisión, los motores externos (claveles) o la mirada. Hubo un diálogo interesante entre Amaya y yo para validar estos lugares y sobre todo en pos de no caer en una interpretación literal de lo que vemos o encarnamos en escena. Pero lo que más me interesó fue que me concediera el espacio para transmitirle mi manera de entender la escena: como un gran baile…, entre uno y el público, entre uno, el material y el espacio, entre el público y lo que ve…, y poder invitar a les intérpretes a dejar a un lado aquellas semánticas referidas a la lucha o la defensa que son, a mi entender más propias de la guerra y la necropolítica.


Pía formuló por su parte la necesidad de una banda sonora que la acompañara en sus progresiones acrobáticas. Le propuse una composición espacial en base a la repetición, la circularidad y el agotamiento. Con Juan Carlos Menor diseñamos unas propuestas de iluminación para su escena y encargué a Mauro Paganini la composición de una pieza musical basada en “Fuente y caudal” de Paco de Lucía a sugerencia de Pía (en directo combiné este nuevo tema con el sonido del mar y las declaraciones sobre los desaparecidos del dictador argentino Jorge Videla)… 
Sus compañeres la seguirían por el espacio como un coro de Pizarniks enmascaradas, y al final esta escena se convertiría en una recreación libre del suicidio de Alejandra, que a su vez se referencia a las dictaduras a través del audio de Videla, siendo el cuerpo de Pía/Alejandra el primero en ser silueteado.

5. Diálogo Trapecios

 


Amaya Goñi + Monika Wiktoria

Diálogo entre trapecios. Alrededor de todas las cuestiones (belleza, violencia, sufrimiento, contemporaneidad).

Este diálogo acabó teniendo, en su puesta en escena, un claro contenido “retratual” de la España franquista.

Música de paso de Semana Santa, la bandera española tiñendo el suelo, los vestidos negros de dos mujeres solas y enfrentadas, el suicidio, el luto, la multitud y la iglesia que maneja los cuerpos y los atraviesa, esa ausencia de intimidad, la rivalidad, la ausencia de fuerzas, el hambre, el exilio…

El diálogo versaba sobre todas las cuestiones violencia, belleza, sufrimiento y contemporaneidad… ¿Cuánto de bello, de violento, de sufrido se refleja hoy en esta contemporaneidad que nunca acaba de alcanzarse?

Somos también lo que hemos sido y en tanto que lo olvidemos más nos tomará por sorpresa lo que acontezca en el futuro.

3. Diálogo Violencia




Sirio Fernandez + Jorge Castro

Diálogo manipulación adoquines/porras. Alrededor de la violencia como una posibilidad latente… siempre.

Partiendo de dos materiales relacionados con la protesta: los adoquines y las porras. 

Tomando el imaginario de David frente a Goliath como línea de salida, lo negro contra lo blanco…

Una metáfora crítica a la realidad escénica y sus lógicas de mercado, frente a la precarización de la labor artística o dirigida hacia la concepción finalista de la creación y la cultura como un bien de consumo derrumbando el telón de terciopelo rojo a pedradas… 

La retransmisión de la violencia como un espectáculo de consumo para el primer mundo desde la comodidad de nuestros salones simulado a través del audio del locutor de beisbol.

La constatación de que al final la lucha es entre cuerpos y que son los medios los que generan la diferencia entre sus fuerzas.

2. Diálogo Belleza


Rocío Suarez + Laura Pérez

Diálogo verticalidad / suspensión / desarticulación del cuerpo. Alrededor de la belleza y sus posibles contrarios

Si el desencuentro era una opción posible, aquí sucedió el encuentro desde la perseverancia, la insistencia, la búsqueda incesante de caminos y la voluntad de resolver sin ser condescendientes consigo mismas. 

La calma, la escucha de la otra y en la otra, la cesión y la proposición conjugadas hacia un fin común aunque desconocido.

Resultó ser el relato de una belleza cruel, cómica, volátil, enfermiza, apasionada, mediocre, tierna, despiadada, solitaria, vital, silenciosa, lúgubre, alucinada y finalmente fatal… 

El desdoblamiento de un cuerpo que nos permite ver sus muchos “yos”. 

Marilyn frente al mundo en palabras de Pasolini (extraídas de su film La rabbia) junto al Adagio de Albinoni fueron el paisaje sonoro de este diálogo.

Por otro lado un extraño acierto en la combinación de dos técnicas aparentemente distantes. Aunque la verticalidad extendida de la suspensión capilar y la oscilante búsqueda del equilibrio de la parada de manos dieron lugar tal vez esa aproximación y a su desarrollo armónico una vez en la pista.

Dos cuerpos oscilantes y suspendidos, unidos por el movimiento y las estrellas…, unas estrellas que  fueron una acertada propuesta de Juan Carlos Menor.

1. Diálogo Circularidad

Jorge Albuerne propuso a los artistas un trabajo en parejas en el que se establecía un diálogo sobre diferentes temas que ya habían sido esbozados en el trabajo previo mediante correos electrónicos. Los artistas respondieron de una manera asombrosamente positiva permitiendo que sus números quedaran en un segundo plano y apostando decidididamente por este propuesta creativa.


Alonza Corona + Alan Secandes

Diálogo circulo / circularidad / giro. Alrededor el circo y el riesgo, la posibilidad de dejar de existir.

Empezó con una propuesta sobre la forma repetida, la escena previa de las siluetas incide sobre este aspecto y lo relaciona con la reflexión entorno a la represión operada en las dictaduras, más concretamente con la franquista, chilena y argentina, expresada a través del testimonio de los cuerpos eliminados y desaparecidos. Cada dictadura desarrolló para ello sus formas macabras: cunetas, lanzamientos al océano, centros de detención… 

Creo asimismo que la circularidad afectó al movimiento y que la repetición, la ritualidad, los sonidos de la tormenta y los animales lo transformaron en una especie de acto chamánico en el que se atraviesan puertas circulares que conducen a otras dimensiones… tal vez una ceremonia de acompañamiento de los muertos asesinados desaparecidos hacia un lugar de reconocimiento y descanso. 

En este sentido ha sido casualidad que fueran Alonza (México) y Alan (Brasil) los que se encargaran de llevar a cabo el ritual.

La elevación final del texto de Alejandra Pizarnik “¡...soy universal!” le acerca a los lugares de euforia que pudo tener la poeta y teje algo más complejo entre la obra de la poeta y mis pretensiones de recuperación y reparación de la memoria histórica...

DIÁLOGOS ALEJANDRA


Los diálogos fueron una serie de propuestas temáticas que pretendían relacionar cuerpos y aproximaciones a los aparatos, de ahí que varias parejas practicaran la misma disciplina. 

La selección del elenco en base a la repetición de disciplinas también fue intencionada.

La base “conceptual” de los diálogos parte de cuatro preguntas formuladas a principios de julio con el objeto de extraer o motivar un lenguaje común entre todes, en principio discursivo en cuanto al uso de la palabra, para que finalmente pudiéramos pasarlo al cuerpo, si es que la palabra no sale ya del cuerpo…

Las preguntas fueron las siguientes:

¿Qué es la belleza?
¿Qué es el sufrimiento?
¿Qué es contemporáneo?
¿Qué es la violencia?

Una propuesta para dos voces encarnadas. Para dos cuerpos que (con) textualizan / (corpo) realizan una conversación. Gestualidades, repeticiones, insistencias, resistencias, bailes…

Un diálogo es un baile: escuchar y seguir al otro en su discurso, ir moviéndose (¡cambiando de posición!) en pos de un encuentro… o de un desencuentro…

Hay veces en las que el movimiento se opera desde la mirada: móviles los ojos y en pausa lo que resta del cuerpo… es la observación (contemplación) observadora (contemplativa)… callar para poder escuchar, detener el diálogo interior sin perder ni su hilo, ni nuestro hilo…


También es, llegó a ser, una plataforma para el desencuentro, para el reconocimiento de la imposibilidad, para poner en práctica la posibilidad de la separación… la consecuencia de los límites de uno mismo, y del otro: sus límites y su totalidad.

Desencontrarse con alguien es, en cierta manera, comprender a ese alguien y por un momento poder colocarse en el lugar de sus razonamientos, de su discurso, y de esta manera poder rechazarlo como propio y confirmar así el desencuentro: 

“Mi cuerpo siendo otro cuerpo, y por tanto: NO.”

Desencontrarse no es por tanto la vía más fácil pero sí, tal vez, la más solitaria… aunque propicie la oportunidad del diálogo con uno mismo: con nuestros otros “otros”.



PREMISAS

• El diálogo es un diálogo primero físico, desde la práctica, aunque pueda estar presente la palabra, en primer lugar que sea entre cuerpos:  

• ...desde un cuerpo a otro cuerpo y usando, en la mayor medida posible, el cuerpo a través del aparato/disciplina…

• El cuerpo adiestrado/disciplinado/domesticado del circo.

Jorge Albuerne

2 de octubre de 2020

Alonza nos cuenta


En un espectáculo, de cualquier tipo. La experiencia del artista y del espectador no es igual. A pesar de que se encuentren frente a frente, en el mismo sitio al mismo tiempo. El espectador llega a la hora indicada en su entrada, busca la butaca que le corresponde, se sienta y aguarda. A veces sabe más o menos lo que le espera, otras veces no sabe nada. Por lo general, ignora por completo todo lo que tuvo que suceder para que pudiera estar ahí sentado, delante de ese escenario.

Hace algunas semanas, a eso de las 16:00 P.M. En la calle de Ronda de Atocha, en el número 35, tras las piernas de la pista del Teatro Circo Price. Un grupo de gente variada, de países distintos, con pasados diversos, iniciaron una serie de rituales. Empezaron a maquillarse, a peinarse, a calentar y meditar. En silencio, repasaron las horas que estaban a punto de pasar, los vestuarios, la utilería, las entradas y salidas, las luces, la música, los diálogos, las secuencias y coreografías.

Después de haber trabajado durante días, la única incógnita sería el público… y también todo lo demás. Porque por más que se ensaye y se practique, siempre algo será diferente. Y es que es eso, lo que el artista busca, que dentro de lo que ya conoce algo le sorprenda. Para eso son los rituales, para prepararse y así cuando llegue la sorpresa, el artista pueda tomar una fotografía con su memoria, guardarla y quedársela, sin que el público lo sepa.



Será entonces al finalizar el espectáculo, cuando aquellos que estaban en escena puedan compartir sus pequeños trofeos sorpresivos, quizás algunos compartan el mismo o quizás alguien tendrá que narrar eso que a nadie más sorprendió y con esa complicidad, con esa sorpresa. Los artistas, luego de haber pasado por sus rituales y ante el público, se despiden del espectador y solo les queda esperar que él también haya encontrado sus propios trofeos.