EL PROYECTO CRECE y el Tercer Saber
Donald B. Lehn
Director Escuela de Circo Carampa (1994-2020)
El proyecto CRECE (Creating Circus Exchange) es un laboratorio de creación propuesto por la escuela de circo Carampa de Madrid, y realizado en colaboración con el Teatro Circo Price de Madrid, en los años 2008-2012, y con la Federación Iberoamericano de Circo, en el marco del Festival Internacional de Circo de Río de Janeiro, en los años 2012 y 2014.El proyecto reúne a 15 artistas recién acabados sus estudios de circo. Se inserta, por lo tanto, en el periodo de inserción, como apoyo a la transición entre la vida de estudiante y vida profesional. Los artistas vienen de países y formaciones circenses diferentes y durante un mes trabajan juntos para hacer una creación colectiva bajo la dirección de un director escénico, coreógrafo/a, o artista de circo. Nos consta que es una experiencia transformadora para muchos de ellos.
Ha habido varias revoluciones en la forma de construir el circo en el siglo XXI. El circo se presenta en nuevos escenarios —teatros, la calle, parques temáticos, Las Vegas…—, y se incluye como parte de otras propuestas escénicas como, por ejemplo, la danza. Pero el principal, el fundamental, es la revolución en la manera de formarse de bun artista. La vía que entendemos como tradicional, la vía del entorno familiar, mengua. No por eso pierde su validez, pero a medida que la oferta circense crece, resulta insuficiente para proveer a los circos y a los espectáculos circenses con artistas suficientes. A la vez, en el último cuarto del siglo XX, ha florecido otro camino para responder a esta carencia, el de las escuelas de circo, que hoy día sigue creciendo, sigue construyéndose, sigue buscando las bases que harán de ello una vía de acceso a la pista tan completo como lo fue la vía familiar. A medida que se construye, surgen nuevas áreas de formación que antes no eran parte del bagaje de un artista de circo, y que ofrecen nuevas posibilidades expresivas a los creadores de espectáculos circenses. Pero a la vez, desaparecen áreas que la antigua vía tenía cubierta “de serie”, y que sin duda son esenciales para el circo. Para suplir estos aspectos de la formación (el tercer saber: cómo desenvolverse como profesional en el medio circense) que se pierden, se requiere imaginación de parte de todo el sector. Quiero reseñar tres de ellos que el Teatro Circo Price y la Escuela de Circo Carampa intentan abordar a través del proyecto CRECE, contribuyendo de esta manera a la formación de artistas en estos nuevos tiempos. A parte de una formación técnica, el artista de circo nacido en familia, llegado a su madurez artística, tenía toda una vida en Ruta. Su formación iba mucho más allá de su aplicación durante unas horas diarias a la maestría de una especialidad. Fue una formación en maneras de hacer que duraba 24 horas al día, y que incluía la manera de responder a las exigencias y emergencias de la vida en circo, de ver cómo ensayaban y cómo se dedicaban plenamente a la vida en el circo a los otros miembros de la compañía. Se vivía una dedicación que no podría medirse en jornadas laborales si no en vocación vital, y se asimilaba un espíritu y un lenguaje en pista que nadie podía explicar, pero que todos compartían. Un joven artista de 17 años llegaba a la pista con un número que había construido durante los últimos dos o tres años, con el apoyo de su padre, su tío, el de la caravana de al lado, Y CON 17 AÑOS DE RUTA.
Hoy los artistas nacidos en las escuelas no tienen estar en RUTA. No se puede esperar que una escuela aporte la experiencia y los conocimientos que se adquirían durante toda una vida en el entorno circense en el curso de tres años de formación. Por lo tanto, se ha de buscar propuestas para dar experiencias a los artistas de hoy que les aporten conocimientos similares. No son conocimientos de escuela. Son conocimientos de experiencia profesional que el sector tiene que ofrecer.
CRECE es un intento del TCP de ofrecer RUTA a futuros artistas. La vida circense históricamente, y todavía hoy día en muchos lugares, era una vida de familias, de clanes. Había un sentido de hermandad entre los miembros de una compañía (y a veces de rencilla entre este clan y otros…), que contribuían a la sensación de unidad del conjunto de la experiencia circense. Es a través de acciones en las que jóvenes de orígenes dispares y de formaciones variadas se encuentran, y ponen en común sus conocimientos y sus sensibilidades artísticas que se puede reafirmar este sentido de familia en el ámbito circense.
La pista de circo es este lugar común, este espacio sin fronteras, donde estos artistas pueden encontrarse como hermanos, convivir y compartir la cultura común circense que son las duras horas de dedicación que han vivido todos por fuerza. Si no, no serían artistas, no estarían allí. Esto es su hermandad, y al juntarse jóvenes de 10 países y 3 continentes, con un creador de un 4º continente, se fomenta esta sensación de familia tan ligada al circo desde sus orígenes. Este hecho universal de este medio, que no está reñido con que diferentes culturas puedan expresarse a través de ello, es real, y en armonía con el pasado del espectáculo circense, con su esencia. De hecho, hoy, los alumnos, los profesores de las escuelas, los componentes de las compañías, son un mosaico cultural, y un ejemplo de convivencia que se encuentra en pocos ámbitos… Es el espíritu de Bolonia, y el espíritu de Europa, que sin esfuerzo
ya trasciende Europa y llega a ser universal. En CRECE 2009, Europa, América del Norte, América del Sur y Australia comparten la pista.
Por último, recientemente, nos han llegado noticias de un proyecto de colaboración entre bailarinas y coreógrafos, conocido como Morphoses, promovido por la compañía norteamericana de Christopher Wheeldon. Su misión es ampliar la mirada del ballet clásico a través de la innovación, y fomentar la creatividad a través de la colaboración. Al hablar de este proyecto, se destaca el origen geográfico dispar de los bailarines que comparten sus Pas de Deux. Sus creaciones de 2009 pasarán por Nueva York y Londres, entre otras ciudades. De la misma manera que la danza clásica busca nuevas vías para la creación y la innovación a través de colaboraciones multinacionales, el circo ha de abrir espacios donde jóvenes creadores pueden juntarse y forjar juntos los nuevos lenguajes circenses del mañana. Solo así podrá alcanzar su madurez como arte, una forma donde a día de hoy, no hay ni autores, ni un cuerpo de obras de referencia. El circo está obligado a seguir un proceso continuo de creación. El circo nuevo es nuevo, no porque se acaba de inventar, sino porque cada obra es una novedad… El proyecto CRECE es un paso en el camino hacia el futuro de esta forma de expresión que se encuentra desde tiempos prehistóricos en todos los rincones del planeta, y que hoy sigue fascinando en todas sus manifestaciones a toda clase de públicos. Resumiendo CRECE ofrece:
• Experiencias que complementan la formación en las escuelas
• Encuentros que sirvan para crear la comunidad esencial (parte de la esencia) del circo, y alternativa a las viejas familias.
• Nuevas vías de creación para mantener viva un arte escénico milenario.
• Encuentros que sirvan para crear la comunidad esencial (parte de la esencia) del circo, y alternativa a las viejas familias.
• Nuevas vías de creación para mantener viva un arte escénico milenario.
Donald B Lehn