29 de noviembre de 2021

Reflexión de Jesús Irimia

Crece es un proyecto magnífico. Como proceso creativo invita a investigar y a liberarse de prejuicios en la escena. Llevo asistiendo como público muchos años a la experiencia Crece, y ciertamente todas son positivas, si bien, verlo desde fuera no permite ver la importancia del proyecto, el trabajo que se realiza a lo largo de estas tres semanas ha sido completamente enriquecedor para mi y mis compañeros, más allá de lo que pueda captarse desde el exterior.

En particular, la apuesta realizada este año por Jorge Albuerne de trabajar en diferentes esquemas escénicos ha sido el punto álgido de la investigación realizada este año; tener una serie de “versos” que se puedan reordenar para crear un “poema” que al leerlo siempre constata la misma lectura. Diferentes amigos y compañeros han asistido a las variadas versiones que hemos obtenido de “Nadie” y las imágenes e ideas que se han evocado han sido bastante similares, incluso el equipo artístico y de producción, iban cambiando de opinión sobre las estructuras que se iban construyendo y consolidando en cada pase.

FOTO: GABY MERZ

El trabajo de investigación es fundamental en el mundo del arte, es necesaria apostar e invertir en él, para fracasar, para tropezar, para equivocarse, pero también para encontrar, para gozar, para sorprender. En apenas tres semanas, hemos construido un equipo capaz de defender (e incluso hacer brillar) la escena, esto también construye redes entre artistas, alimenta el panorama (circense, teatral, musical y de la danza) y produce las sinergias necesarias para avanzar. Por mi parte he tenido el tiempo para investigar en el trabajo de mástil chino y de la música, obteniendo un espacio-tiempo creativo que no se da en la rutina diaria, y esto es genial.

Respecto a la sensaciones más concretas de mi experiencia, he disfrutado mucho de mis compañeros y de mis compañeras; seguimos aprendiendo cada día; ha sido un gusto trabajar con Jorge Albuerne y conocer de cerca el trabajo de alguien que lleva tanto tiempo en la escena y su visión tan disruptiva de la escena actual; Me he sentido muy cuidado por Javier, Oscar y Marisa, es una labor fundamental la que hacen, la conozco y por eso la valoro tanto, muchas gracias.

Por último, queda hablar de la espinita de no haber podido estrenar en el Price, como dice Jorge, el Price es un templo para nosotros los circenses, es un real honor y un gusto trabajar en esa pista. Personalmente he tenido el placer de trabajar en el Price cómo una pieza de producción en varias ocasiones, y sentirme este año tan cerca, gracias a los ensayos que hemos podido hacer ahí, me ha hecho tiritar, pero confío en que llegará ese momento. No obstante un agradecimiento eterno al equipo técnico del Price que han acondicionado increíblemente la nave terneras para convertirla en un espacio inusual, rompiendo la barrera escenario a la italiana y construyendo un patio de luces precioso (esto se puede disfrutar gracias a las fotos maravillosas de Gaby Merz y los fogonazos de Luz de Juan Carlos, un dúo de joyas con la luz). Así que a pesar de la pena de no haber podido estrenar un proyecto así en el Price (Proyecto muy digno de este templo), el trabajo en terneras ha sido espectacular, y nos ha ofrecido una posibilidad diferente y especial; al fin y al cabo en el circo siempre estamos habituados a la adaptación.

Que sigan estos proyectos, que se apoyen y se sigan sosteniendo.

Jesús Irimia