26 de agosto de 2011

El País en 2010

CRÍTICA: CIRCO
Futuro perfecto


JAVIER VALLEJO 23/09/2010
Da gusto descubrir talentos. El futuro del circo está en chavales como estos 15 fenómenos, recién salidos de las escuelas de Estocolmo, Montreal, Toulouse y Londres con números impactantes pero sutiles. Carampa, escuela de Madrid, y el Circo Price los han seleccionado entre un centenar y les han puesto cuatro semanas a las órdenes de Rob Tannion, ex intérprete de DV8 Physical Theatre, que ha releído su trabajo bajo un enfoque teatral y coreográfico.

Entre la docena de números, hay algunos fantásticos: cuatro irán al Festival Mondial du Cirque de Demain 2011. Aprovechen para verlos sin tener que viajar a Paris. Hay un par al límite de lo improbable: el alucinado solo de violín en la cuerda floja del catalán Alexander Weibel y los acrobáticos vuelos icarios que la pequeña canadiense Marie-Pier Campeau hace con el fornido estadounidense Ethan Law como plataforma de aterrizaje.

Portentosos también el perpetuum mobile acrobático sobre báscula del cuarteto Balagans, los originalísimos malabares cómico-musicales de Jordi Querol, el exquisito dibujo de Thomas Worrell en el aro aéreo, y así sucesivamente.

La parte teatral y coreográfica, interesante, no despega porque está insuficientemente trabajada: cuatro semanas es poco tiempo al lado de los cinco meses que, por ejemplo, emplean Les 7 Doigts de la Main, por poner una compañía de referencia, en hacer una versión nueva de sus espectáculos. El Price debe invertir más en proyectos como éste. El camino de un circo público está aquí, no en la manufacturación de productos comerciales.