13 de noviembre de 2020

Reflexión de Sirio

Vaya viajecito… 

Llegar, caras nuevas, aprender nombres. Buena vibra. A darle caña a esta ciudad medieval. Aproximaciones, coreos separadas. Querer quedarse queriendo irse. Este es mi invierno elegido, este es mi deber ante la niebla y lo confuso. Yo trabajo el silencio, lo hago llama…

Tener claro dónde empieza y termina, dónde está el frente, precisión.

Madero.

Matada, contento. Gestionar energías va a servir de gran ayuda.

Más suave. Caminar, impulsos, guías… Tener en cuenta el centro. Juglares llevando una falda larga.

Dentro, el fuego vivo, lucha.

Dar el mejor partido de fútbol desde el lugar de ensayo hasta el monasterio con la tapa de algo que encontramos en el suelo.

Censura.



Día largo de ensayos, estreno, todos felices, celebración.

Nos relajamos.

Luz.

Secuencia en loop. Escribir el espacio.

Cae el adoquín, empieza el conflicto. Acción. Vestuario, que no apriete la entrepierna.

Cae el telón.

Lo que sucede a partir de aquí es difícil de describir con palabras. La sensación podría imaginar que fuera parecida a la de estar en los toriles. Algo va a cambiar. Estar en uno y en los otros, siendo todos uno y cada uno todos… 

Y convivir con eso que ha cambiado, y seguir siendo uno mismo.