Jorge Albuerne propuso a los artistas un trabajo en parejas en el que se establecía un diálogo sobre diferentes temas que ya habían sido esbozados en el trabajo previo mediante correos electrónicos. Los artistas respondieron de una manera asombrosamente positiva permitiendo que sus números quedaran en un segundo plano y apostando decidididamente por este propuesta creativa.
Alonza Corona + Alan Secandes
Diálogo circulo / circularidad / giro. Alrededor el circo y el riesgo, la posibilidad de dejar de existir.
Empezó con una propuesta sobre la forma repetida, la escena previa de las siluetas incide sobre este aspecto y lo relaciona con la reflexión entorno a la represión operada en las dictaduras, más concretamente con la franquista, chilena y argentina, expresada a través del testimonio de los cuerpos eliminados y desaparecidos. Cada dictadura desarrolló para ello sus formas macabras: cunetas, lanzamientos al océano, centros de detención…
Creo asimismo que la circularidad afectó al movimiento y que la repetición, la ritualidad, los sonidos de la tormenta y los animales lo transformaron en una especie de acto chamánico en el que se atraviesan puertas circulares que conducen a otras dimensiones… tal vez una ceremonia de acompañamiento de los muertos asesinados desaparecidos hacia un lugar de reconocimiento y descanso.
En este sentido ha sido casualidad que fueran Alonza (México) y Alan (Brasil) los que se encargaran de llevar a cabo el ritual.
La elevación final del texto de Alejandra Pizarnik “¡...soy universal!” le acerca a los lugares de euforia que pudo tener la poeta y teje algo más complejo entre la obra de la poeta y mis pretensiones de recuperación y reparación de la memoria histórica...