Gracias es la palabra que sintetiza todo, que abarca todas las contradicciones, emociones, contrastes, colores, que este proyecto significó para mí.
Gracias por el crecimiento a pasos grandes, a golpes y abrazos, por hacerme sentir como en casa.
Hace unos días ya me fui de Madrid, y volví a mi escuela (porque todavía me queda mi último año), y la verdad que es rara la sensación (la vida es rara), como si hubiese sido todo un sueño, un sueño muy loco e intenso.
Aprendí que quiero ser quien yo quiera ser, que decir lo que pienso es salud, que el camino es lo que a mí me importa y que si no es con amor, a mi no me sirve.
Que la paciencia es oro, y que todos mis compañeros son mis reflejos, y yo espejo.
Aprendí que si el grupo es bueno, todo se puede.
Tengo mucho para aprender todavía, supongo que siempre será así porque hace 24 años tengo la misma sensación, yo pensaba que mientras más vieja más sabia, pero mientras más crezco más cosas tengo que aprender.
Que escuchar es un don que no muchos tienen, que hay que cultivarlo, como la paciencia.
Que el cuerpo es sagrado, y la risa fundamental.
Entré con incertidumbres y me fui con certezas, pero también con más preguntas, llenas de fuerza y ganas de sentir el riesgo de ver qué pasa.
¿Qué nos pasa? ¿Por qué elegimos hacer artes escénicas, el circo, trabajar en equipo, compartir, contar, que nos escuchen, que nos vean?
Para colmo este año en la creación tocamos temas fuertes para mí, como la violencia, el terrorismo, la sexualidad, la prostitución, el sacrificio, el suicidio… y yo me sentí una hipócrita, porque yo no se nada de la vida realmente dura. Tengo el privilegio, la suerte de vivir cómodamente con ayuda de mi familia, con algunos trabajos, hacer lo que me gusta, y tener para comer y para dormir, ¿con qué caradurez puedo hablar de lo enfermo que está el mundo? Y esas preguntas me llevaron a otras: ¿para quién actúo? ¿A quién le voy a hablar de estos temas? ¿Cómo podemos generar cambios profundos? ¿Qué es un cambio?
Por suerte hay certezas entre tantos signos de interrogación: si yo no hago arte, si no hago lo que amo, me voy a enfermar, voy a ser una persona muy infeliz, o sea que no me queda otra que seguir acá, y quizás desde aquí pueda generar cambios para que el mundo maravilloso pueda serlo para muchos y no para unos pocos. Porque el arte es poderoso, porque nos hace pensar, nos hace ver cosas diferentes, nos conecta con la imaginación, el placer, la diversión.
El circo me salva, y “nosotros” me salva, el arte escénico requiere de otro siempre, si no, no hay acto artístico, si yo actúo sola en mi casa es diferente, si actúo frente a un público, el encuentro con el otro, el choque de planetas, nos obliga a vernos a los ojos, a respirar juntos, y preguntarse. Eso es peligroso, (ojalá algún día yo sea peligrosa).
El circo es una experiencia intransferible, podes filmarlo, sacar fotos, grabar, pero no es lo mismo, obliga a habitar el cuerpo, el presente y sentir.
Porque las máquinas no hacen circo, un iphone 7 no sabe hacer un número de circo.
Y como trabajamos en lenguaje corporal, es universal, universalmente peligroso.
Quizas es la vision inmadura de una joven artista, pero yo la veo bastante coherente así que voy a defender mi posición.
Me fui con sed de búsqueda, con puertas nuevas para abrir, ventanas que cerré y sobre todo, gente muy linda.
Y otra vez las preguntas: ¿por qué en el 2017 los espectáculos para niños no puedes ser con gente desnuda? ¿Qué problema tenemos con nuestra desnudez? ¿Es válido usar la presión y la violencia para acelerar procesos creativos? ¿Qué es la presencia escénica? ¿Qué es actuar? ¿Qué es un juego? ¿Existen los accidentes? ¿Soy una persona que se hace demasiadas preguntas? ¿Por qué tengo tanta suerte de estar en un proyecto como el CRECE y no vivo en la calle, sufriendo hambre como los niños de la calle? ¿Por qué es todo tan horrible y bellísimo simultáneamente?
El sueño del CRECE ya se terminó, y ahora entré en otro, en una continuación, pero todos los días estan unidos con el ayer y con el mañana, así que veremos como siguen nuestros caminos y ojalá nos volvamos a ver otra vez.
Gracias, sinceras e infinitas.