23 de septiembre de 2017

Reflexión de Dani


CRECE, podría decirse que fue uno de los primeros espectáculos de circo contemporaneo “pro” que ví, allá en el año 2012, justo cuando estaba apunto de empezar la formación de Carampa. Espectáculo del cual, por cierto, salí enamorado del circo y deseando convertirme en un@ de l@s artistas de esa edición. ¡Qué cosas!

Con este recuerdo en la memoria y la experiencia de compañer@s que habían participado en las siguientes ediciones, me anime a enviar mi candidatura. La idea de volver a Madrid ahora ya como artista experimentado, de actuar en el Price y de reencontrarme a la familia de Carampa me encantaba y no podía perdérmela.

Poco más tarde llego la noticia de que NO había sido seleccionado, y unos días más tarde de que al final SÍ. Una entrada de rebote, que ya auguraba un proyecto movidito.

Y así fue, una experiencia movidita e intensa, en todos sus sentidos: emocional, artístico, personal,  y físico.

Un proyecto con grandes ambiciones pero con un presupuesto muy pequeño que hizo que en ocasiones, la producción y la organización no hayan sido las necesarias para un proyecto de esta envergadura. El tiempo de trabajo, los espacios y las condiciones no fueron las adecuadas en todo momento, teniendo en cuenta los objetivos a los que queríamos llegar. Crear un espectáculo de calidad, donde transformábamos el universo de cada artista para adaptarlo a un todo: 3 ejes de inspiración que el director Marcus nos proponía. Un proceso que empezó bien y a tope pero que perdió su fuerza enseguida.




La falta de tiempo y personal me hizo sentirme abandonado a mi suerte en lo artístico en varias ocasiones. Pese a lo difícil de las propuestas que el director nos proponía, la capacidad de ayuda para crearlas era muy pequeña.
La escusa de que CRECE es un laboratorio no quitaba mis miedos de que como artista yo firmaba algo con mi nombre, un algo al que no le dedicábamos el suficiente tiempo. Un numero que había creado en 2 improvisaciones y 2 días de trabajo.

Y yo con mi idea de que gran parte del público viene al CRECE “a ver est@s estudiantes que se han pegado 3 años en Bruselas qué es lo que hacen ahora”.
Personalmente, hasta que no superé a mi ego en este sentido y dejé de juzgarme a mi mismo no conseguí hacerme confianza y con la ayuda de mis compañeros pude adaptar el trabajo a mi persona para finalmente disfrutar un montón con ello.

Dicho esto no quiero decir que yo lo habría hecho de otra forma, o que lo habría dejado de hacer. Ni mucho menos quiero decir que el personal involucrado no haya estado a la altura. Ya que creo, que cada un@ lo dió todo.
Simplemente, vistas las condiciones, me parece muy arriesgado este proyecto. Aunque ya sé que el equipo es consciente. Desde aquí les felicito por su valentía y confianza para sacar el proyecto adelante. Hay que arriesgarse, si no nada se mueve.


Y buscándole a todo esto el lado positivo, justamente he de reconocer que el hecho de que las condiciones no hayan sido siempre las favorables, nos ha hecho sacar más partido de nosotr@s mism@s.
A la vista ha estado, que la falta de organización a nivel de horarios, la ausencia del rol de coreógraf@ (o alguien que asesore en movimiento y musicalidad), una persona encargada de vestuario, comidas, etc. Nos ha hecho a l@s propi@s artistas ponernos las pilas en estos temas y tomar las riendas para suplir las carencias en muchos momentos, ejerciendo los roles que nos faltaban o que no daban a basto. Personalmente me ha encantado hacer de visión externa de mis compañer@s u otros roles que finalmente nos han enriquecido bastante y nos han acercado a la realidad de muchas compañías.

Uno de los aprendizajes con los que me quedo es la capacidad y habilidad que tenemos que tener l@s artistas para trabajar con diferentes directores y al revés. En este caso fue con Marcus, que se lo ha currado un montón y ha conseguido lo imposible. Y todo esto pese a la resistencia del elenco de artistas que no estábamos acostumbrados a trabajar a su manera, desde mi punto de vista, más como intérpretes que como creadores. Y por ello tardamos un tiempo en adaptarnos l@s un@s a l@s otr@s. Esa ciencia de cómo adaptar lo que el director quiere a lo que tú, como artista, quieres hacer. Y todo esto sumándole el factor tiempo. Gracias Marcus por la paciencia, que todo lo alcanza.



 Aparte de toda la autocrítica que he soltado, simplemente quiero decir que estoy muy contento de haber participado en un espectáculo que se mostró crítico con la realidad, y que cuestionó la visión actual del terrorismo y la afrontó desde la risa. Un circo donde no hay un típico payaso, sino que la payasa es una chica joven la mar de divertida que además juega con su sexualidad sin problemas. Un circo donde un acróbata lleva falda y bigote. Donde el hombre forzudo es un farsante. La verticalista va vestida de hombre y la mujer contorsionista está cargada de una sensualidad nostálgica que rompe con los estereotipos de mujer contorsionista.  Todo esto aún con la visión tan tradicional del universo de Saudek que utilizamos como fuente de inspiración. Creo que por ese lado hicimos un buen trabajo y me siento orgulloso.
 

Simplemente escribo esto para recordar el papel de circo como educador, que no hay que olvidar.

Y sobre todo he disfrutado viendo como el circo en su esencia más pura a unido una vez más a muchas familias de todo tipo que se juntaron para ver el espectáculo. Eso es de las cosas que más me llenaron.


CRECE. La verdad es que el nombre está muy bien escogido. Crece. Imperativo del verbo crecer. ¡Tú, crece!

Tras 5 años de formación, al acabar el periodo escolar de circo, la realidad llama a mi puerta y me dice: ¡Crece! ¡Venga! ¡deprisa!. Se acabaron los cascarones. Se acabó tu zona la confort. Ahora has salido al mundo real, eres tú, individuo “independiente”, suelto en este mundo, maravilloso y aterrador al mismo tiempo. Así que espabila, desenvuélvete, toma decisiones y afróntalas ¡crece!

Una experiencia necesaria y enriquecedora. Para el circo contemporáneo, para Madrid, para Carampa, para l@s jóvenes artistas, para mí. No decaigas, ¡Crece!

Estoy muy contento de haber sido parte del proyecto. Y ya os echo de menos.