Foto: Gaby Merz
Un proyecto con un equipo que se respiraba motivación y admiración hacia las demás. Primeros días, típico ¿no? Puesta en común entre personas y cuerpos que antes de estar en el CRECE, no sabíamos de la existencia de las otras. Poco a poco, construyendo como hormiguitas, alguna birra al bar para hacer comunidad, conocernos entre las nueve que éramos, saber un poco más de nosotras, de los mundos que veníamos y empezar a darnos calor.
Un diálogo entre propuestas que funcionan y otras que no. Una creación exprés, se me hizo corta, yo quería más.
Un director, Jorge, familiarizado con el mundo plástico, combinación de cuatro colores en escena, materiales y texturas. Exigente, pendiente de su entorno y buen amigo del humor. Necesaria su exigencia y ésta escucha generosa.
Sosteniendo el tinglado Marisa, Óscar y Javi, que sabéis, sin estas personitas tampoco sería posible un proyecto así. Siempre, al tanto de cualquier necesidad.
Salimos de allí contentas, misión cumplida. Con un resultado final satisfactorio y sudado. Los últimos cuatro días, actuar en un espacio como el Price, la verdad es que no nos podemos quejar, rodeada del equipo maravilloso que está detrás de los focos y que hacen posible que esta estructura funcione y continúe en pie.
Me fui a casa, con una sonrisa dibujada en mi cara y una bonita nostalgia al recordar las casi tres semanas vividas.
Sosteniendo el tinglado Marisa, Óscar y Javi, que sabéis, sin estas personitas tampoco sería posible un proyecto así. Siempre, al tanto de cualquier necesidad.
Salimos de allí contentas, misión cumplida. Con un resultado final satisfactorio y sudado. Los últimos cuatro días, actuar en un espacio como el Price, la verdad es que no nos podemos quejar, rodeada del equipo maravilloso que está detrás de los focos y que hacen posible que esta estructura funcione y continúe en pie.
Me fui a casa, con una sonrisa dibujada en mi cara y una bonita nostalgia al recordar las casi tres semanas vividas.
Julia Pluma