30 de septiembre de 2024

Reflexión Lulu

Foto: Gaby Merz

Pienso que la experiencia del CRECE fue y es realmente significativa. Como latinoamericana (he venido de Argentina), tener la posibilidad de viajar gracias al circo es una oportunidad inmensa que me deja colmada de nuevos deseos y afectos.

El proceso fue muy intenso, pero sumamente acompañado. Me sentí en casa en el Teatro Circo Price, ya que nos acercaron su historia y nos adentraron en todos sus recovecos. Habitamos ese micromundo del circo durante 14 días ininterrumpidos en los que las ojeras se intensificaban con el correr de los días. Así igual, nuestra confianza grupal y esos pequeños rituales temporales de compartir la siesta, la comida, y los espacios de ensayo y reflexión.

Fuimos un elenco de diez personas de distintas partes del mundo, con distintas formaciones y disciplinas. Y siendo así, valoro mucho el espacio y el tiempo que tuvimos para trabajar vincularmente: sostenernos, portarnos, acompañar nuestros movimientos, compartirnos nuestras frases. Que el espectáculo haya contado con escenas inéditas que co-crearon personas que no se conocían previamente, me parece de lo más fructífero de una creación colectiva. Agradezco mucho al director, Jorge Albuerne, por haberle dado esa importancia al trabajo conjunto. Hizo que el proceso creativo sea mucho más valioso que el espectáculo.

En ese aspecto siento que proyectos como este son fundamentales: seguir tejiendo redes en nuestra comunidad circense más allá de las fronteras es algo que hoy en día tenemos que seguir militando. Me llevo vínculos que me abren puertas al mundo de ahora en adelante, y destellos de otras culturas que me habitan para siempre. Fomentar esos cruces y este tipo de creaciones artísticas hoy en día me parece crucial y lo agradezco mucho.

Del mismo modo, agradecí mucho la dirección de Jorge en cuanto a la mirada que nos trae del circo: traer las bellas artes, la potencia de la imagen y también la potencia de un concepto a la pista: la despedida. Pensar de qué forma el circo puede hablar de algún aspecto de lo humano que trascienda el virtuosismo de la técnica. De qué forma nos ayuda a expresar un pensamiento político, una historia, una forma de decir adiós.

Indagar en las maneras que tiene el circo de decir algo cuando dejamos que se contamine de otras disciplinas (el teatro, la literatura, la danza, etc.) pienso que es algo que nos compete en la actualidad. Y el CRECE fue un espacio para hacerlo.

Me siento muy agradecida por el equipo inmenso que permitió que esto se lleve a cabo (la gente del teatro, producción, Carampa, la dirección y a lxs enormes compañerxs artistas que tuve el privilegio de conocer). Me llevo más de lo que hubiera imaginado. Y dejo mucho sembrado también, para poder volver a cosechar.

¡Gracias!


Lucía Montoro